El
Estado Español está en guerra no declarada; porque las
guerras ya no se declaran, pero los barcos, los aviones, las tropas y
el armamento salen del territorio español para cometer los
genocidios.
Dentro de poco nuestros hijos o
nietos estudiarán este momento histórico como el de la
Guerra Imperial, la Guerra Mundo o Mundos, porque el control
interestelar también forma parte del la zona de colonización.
La Guerra Imperial empezó el
mismo día que la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas perdió la Guerra Fría y se
desintegró.
Los vencedores de la contienda,
EE.UU y sus aliados, el bloque capitalista, decidieron que el Mundo
era de ellos, las clases dominantes. Las élites, los de
arriba, lanzaron una campaña a nivel planetario para controlar
los recursos naturales, las zonas geoestratégicas de la Tierra
y el espacio exterior y así garantizar su hegemonía
Mundos.
Pero esa Guerra Mundos no es posible
sin la derrota ideológica de la sociedad Occidental en su
conjunto, que debe estar de acuerdo con el proceso de neocolonización
y apoyar las campañas Imperiales. No se pueden mantener las
contiendas en el exterior si en el interior, al mismo tiempo, el
Estado y sus medios de coerción tienen que dar la batalla
contra la Paz Mundial.
La Guerra Imperial con su brazo
armado, la OTAN, necesita anestesiar a la ciudadanía, y la
colaboración de los partidos políticos y organizaciones
sociales a su servicio. Los parlamentos Occidentales legislan para
las contiendas bélicas, sin fisuras, sin que salgan voces
críticas y activas contra la guerra.
En las pasadas maniobras militares
de la OTAN en territorio español, ninguna marca electoral con
representación parlamentaria se sumó a las
movilizaciones contra las maniobras de la OTAN. Incluso, la marca
Podemos ha integrado en su lista electoral a un ex-general de la
Organización Atlántica, Jefe del Estado Mayor con el
gobierno PSOE; las casualidades no existen en el terreno militar.
Esa actitud de las organizaciones
políticas del Régimen Español, les hace
corresponsales de la Guerra Mundos y en su día serán
juzgadas por la ciudadanía, como en otros momentos de la
Historia ocurrió.
La Guerra Mundos detrae los
recursos necesarios y los pone al servicio de la colonización:
el capital financiero, las multinacionales…La oligarquía
internacional diseña la economía al servicio de la
guerra, porque la guerra les garantiza el beneficio y sus hijos no
irán a las trincheras. Esto se puede comprobar en los
presupuestos de los Estados a las órdenes del Imperio.
Mientras se reducen los presupuestos en gastos sociales, las partidas
en armamento e infraestructuras de guerra aumentan, se multiplican
varias veces. La Guerra Imperial está subvencionada por las
grandes corporaciones del capital y sus Estados, con el compromiso de
repartir el botín de guerra de “forma equitativa”. Basta
mirar en manos de quienes han quedado los negocios de la reconstrucción,
el control del petróleo, el gas y todos los recursos de los
nuevos mercados que se abren después de la ocupación.
La Guerra Mundos, hoy como ayer, es
una guerra de rapiña. No se trata de llevar la civilización
y la democracia a los “bárbaros”, sino de robarles a los
pueblos soberanos todo lo que se pueda asesinando lo necesario para
conseguirlo.
¿Puede terminar la Guerra
Imperial? La Guerra Mundos, puede y debe terminar por el bien de la
Humanidad; pero no va a ser fácil, porque nuestra derrota
ideológica, la de la Paz Mundial, necesita un proceso de
reconquista, de dejar de ser masa ciudadana y ser seres humanos
conscientes, críticos y activos defensores de la Paz.
Por otra parte el monstruo
Imperial, EE.UU, sabe que su derrota militar o una política de
paz activa,es decir, la resolución pacifica de los conflictos,
le haría perder la hegemonía internacional y entraría
en una descomposición interna.
No es fácil salir de esta
coyuntura histórica, pero lo que está en juego es la
propia vida, la supervivencia de la Raza Humana. No lo duden, no
acepten la guerra como arma de progreso. Desenmascaren a los
responsables de los genocidios, entre ellos a nuestro Estado, y
juzguen a los culpables y colaboradores.
Marcos González Sedano
Técnico en cooperación
internacional, y ayuda al desarrollo.