miércoles, 11 de febrero de 2015

Samuel Negreda(XI) Viento de Poniente


 

 

Casa judía, Toledo.
      Abrahán Manzano había llamado a Lola y a Negreda. La causa era el cambio en la correlación de fuerzas dentro de la Alcazaba de Almería. Como en las antiguas intrigas palaciegas, lo que ocurría en la corte se reproducía en los señoríos.

      La batalla ideológica que se produjo a la hora de decidir la toma de la fortaleza, se volvía a repetir. Pero en este momento eran otros los actores que planteaban los problemas, justo los que estuvieron de acuerdo en la estrategia de empoderamiento de la ciudadanía que ahora, se disolvía como un azucarillo en una copa de aguardiente.

      Les explicaba Abrahán a Samuel y a Lola.

      La horizontalidad que había ido fraguando a lo largo de los últimos años, estaba dando paso a un control vertical de los actos de los indignados de ayer. Las masas preferían a un salvador, antes que asumir ellas directamente la responsabilizad histórica de sus actos.

      El regreso al pasado, a la tutela de la plebe, rompía la unidad en el interior de la Alcazaba.

      Las ordenes desde Madrid a dirigentes emergentes de una nueva formación política eran claras y contundentes: parar toda acción o movilización que estuviese en cartera y abortar las que estaban en marcha. El objetivo: no crear tensiones con el poder real. Ocupar los sillones del parlamento estatal debía primar por encima de todo.

Carguero, puerto de Almería. Foto, MGS.
      Negreda miraba al puerto, la chimenea del carguero echaba humo negro del gasoil que ponía en marcha los motores. Los mecánicos de mantenimiento estarían alertas a los pistones que hacían mover las aspas del barco mientras el práctico del puerto se disponía a sacar el navío más allá de la bocana en una maniobra de zigzag debido al viento de poniente que azotaba la bahía.

      Samuel, ¡Tú opinión! Dijo Lola...

 
 
Un saludo desde Puerto Bayyana, al levante de Andalucía.

Marcos G Sedano    

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