lunes, 26 de enero de 2015

Quemad los campos


¡Ah! ¡Maldita memoria que en un acto de ira asesinaste los recuerdos!
Recuerdos para saber, como tú y yo sabemos, que en mayo florecen los rosales.
Memoria fresca de una barra de carmín rojo que prendió los labios de una mujer....

Recuerdo del usurero que nunca olvidaba a sus deudores.
Memoria de aquél camino que esperaba el paso de las carretas.
Recuerdo de un poema de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto;

 
Yo escribí cinco versos:
Uno verde,
Otro era un pan redondo,
El tercero una casa levantándose,
El cuarto era un anillo,
El quinto verso era
Corto como un relámpago
Y al escribirlo
Me dejó en la razón su quemadura.

 
Memoria, mi vieja memoria que en un acto juvenil conserva cada una de sus heridas. Esos son los recuerdos del yo frente al espejo.
¿Pero.. y la otra memoria llena de recuerdos colectivos?¿Acaso fue ajusticiada por el último pelotón de compañer@s de regreso a los dioses paganos?
Recuerdo aquellos antiguos mandamientos dictados por seres sobrenaturales a los que toda una corte de querubines, y ángeles bendecidos por el dedo divino, levantaban sus brazos de madera, hoy convertidos en cibernéticos, en señal de aceptación de las leyes divinas.
Memoria colectiva que nos hace deudores de aquellas contiendas de campos quemados, que allanaron la Transición de la Dictadura a la Dictablanda.
Memoria Histórica para los intelectuales de ayer y de hoy, porque ellos son conscientes que las herramientas que se fabrican lejos de los de abajo terminaran siendo utilizadas por los de arriba para legitimar su régimen y la creación de nuevas castas.
Recuerdo que alguien, tal vez tú, me comentaste una noche, cerca de los viejos miradores del PODER de la ciudad, que hay batallas que hay que darlas, por eso, son batallas...hay que darlas.


Un saludo desde Puerto Bayyana, al levante de Andalucía.

Marcos G Sedano.

Trabajo de la Pintora de los Laberintos.


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